sábado, 6 de diciembre de 2014

La urgencia del cambio, en el paradigma educativo

En las últimas décadas, se ha venido percibiendo la necesidad urgente de un cambio en el paradigma educativo. Nuestra sociedad ha cambiado y por lo tanto también debe cambiar la manera como estamos educando. 
La educación que ha prevalecido en nuestro país, se ha caracterizado por enfocar sus esfuerzos en preparar individuos capaces de desempeñar roles laborales, dentro de diferentes ámbitos. Esta preparación suele ser selectiva y dependiendo del nivel socioeconómico y las oportunidades que brinde el entorno a cada individuo será la preparación que el individuo reciba, independientemente de sus aptitudes. Por ejemplo un joven con recursos socioeconómicos altos, tendrá acceso a una universidad cuyo eslogan diga: “Aquí se forjan los líderes del futuro”; mientras que un joven de escasos recursos socioeconómicos, tendrá acceso a una universidad cuyo lema sea: “Aquí te preparamos, para servir”, que aunque suena bien, entre letras señala que te prepara para servir al líder. 
Aunado a la discriminación educativa que existe en nuestro país, nos encontramos con que desde los niveles básicos, la educación formal carece de un currículo que fortalezca el espíritu y los valores de los estudiantes. (Porque no es lo mismo que una escuela se preocupe por fomentar valores a que su currículo esté dirigido a desarrollar el espíritu y los valores en todos sus contenidos). 

Estas reformas educativas que han buscado formar individuos maleables, carentes de un criterio propio; están generando a su vez una fractura incurable en nuestra sociedad. 
Cada día es más común escuchar sobre acoso escolar, suicidio, vandalismo en todos los niveles, así como infinidad de problemas que están prevaleciendo en los jóvenes que carecen de una formación que alimente su alma, su espíritu y todo su ser. 






Una opción viable para lograr un cambio significativo en la educación, es la educación holística.

La educación holista es un camino de sabiduría, amor y compasión, es el arte de hacernos consientes de nuestra verdadera naturaleza.

Educar es sacar el tesoro espiritual que ya existe en cada ser humano, es cultivar relaciones humanas significativas, es aprender a vivir responsablemente. 
La verdadera educación despierta la conciencia universal, nos saca del egocentrismo y el individualismo y nos revela la verdad de la interdependencia planetaria de todos los seres; por eso educar es abrazar un interés transcultural por el bienestar de todos, sin distinciones de ninguna clase y así aprender a honrar la vida en todas sus manifestaciones. 

La educación holistíca, trata de desarrollar la inteligencia global y formar seres humanos integrales. 


Debemos respetar y honrar nuestras diferencias, todos los seres nacemos, vivimos y morimos con el mismo valor, por lo tanto todos los seres deben ser reconocidos con la misma importancia. 




Gallegos, R (2014) La Educación del Corazón. Doce principios para las escuelas holístas. Guadalajara, Jal. México. Fundación Gallegos. 



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